domingo, abril 23, 2006
Algunas ideas vuelan sobre mi casa, hambrientas y oscuras.
Infectan mi aire con sus alas.
Respiro sombras en movimiento y siento vértigo desde mis dos pies de tierra.
La felicidad ¿es una luz detrás de mis párpados?
Puedo ver la angustia que vive en los espejos.
Hay llanto en los cristales.
Frente a ellos no soy una mujer, soy el sueño de la carne.
La última mirada de algún Cristo.
Siento el exilio sin movimiento. El abandono y la desaparición de lo invisible.
Caricias, roces, besos…tantos placeres emigrantes.
Soy una vela aproximándose al frío.
Invierno entre las ausencias.
No quiero morir regresando o pensando el regreso.
¿Volver a dónde? ¿con quienes? ¿para qué?
Conmigo finaliza todo. Yo y el tiempo somos inexistencia.
Alimentarnos del futuro es inútil
porque aún no comprendemos su lenguaje.
Resido en la locura. Me siento cansada, torpe y aún peor.
Camino descalza por las habitaciones, penitente. Ensuciando mis pies
con la resignación con que está cubierto el piso.
Pero no hay perdón, en ningún armario lo encuentro.
Todas mis blusas y vestidos están enfermos.
Un cigarrillo y luego otro…
Quisiera follar hasta que mi cuerpo se convierta en niebla.
Tomar con alguien y quebrar los vasos contra las paredes.
Necesito una furia que me contenga entre sus piernas
y que me domestique.
Puedo saborear el mercurio bajo mi lengua
mientras disfruto del – ir – ando.
Es la única paz que se nos concede a los realistas.
La licencia más generosa para el consuelo.
Voy a ponerme a llorar y no hay nadie por ninguna parte.
Qué triste la tristeza del triste sin otro triste.
Tristes, tristes, tristes, tristes, tristes, tristes, tristes,
los espejos y yo. Repitiendo esa palabra,
tratando de equivocarla.
Amo las cosas quietas y calladas. Al espejo y a mí.
Pero este amor no sirve de nada.
Estoy flotando en el miedo.
La felicidad ¿es una luz detrás de tus párpados?
Knives: They cut
4:29 a. m. |
